Dedicar un momento al día a reflexionar es una forma de cultivar la paz interior, aclarar nuestros pensamientos y conectar con nuestras emociones. Este hábito nos permite hacer un alto en la rutina, identificar lo que verdaderamente importa. Al reflexionar diariamente, ganamos perspectiva, reducimos el estrés y favorecemos el crecimiento personal, lo que contribuye a una vida más equilibrada y plena.